20 de noviembre de 2006


Desperté sin saber por qué.
Solo recordé que no había nada de comer.
Lamí el teclado, el acolchado y no eran de mi agrado.
Me di cuenta que tanto celular era en vano.
Puedo darme el lujo de vender esta porquería en la galería norte por 20 pesos.
Comprar panchos, manzanas, apios.
O entregarlo a mi dealer como forma de pago.
Todo sea para calmar esta ansiedad de engullir algo.

2 de noviembre de 2006

Te extraño.
Si pudiera hacer algo para sentir tus calles hoy.
Con huéspedes en mi cabeza, que no dejan de actuar.
Nos hablamos sin decirnos nada.
Ojalá pueda despertar el lunes por la mañana,

con la marcha a la bandera emanando de tu boca.
Volver a la normalidad.
Necesito salir de este páramo.


Días de pueblo.
Largos, pesados, sin significado, solo pasan sin darse cuenta uno.
Y aquí me encuentro, renegando por computadora.
Lejos de quien amo.

Calma ya va a llegar el domingo.