Hacinado en mi guarida.
Golpeando mi cabeza contra la máquina de escribir.
Y le sigo dando vueltas a la historia.
Ir y venir hacia la mantequera y no encontrar nada.
Solo unos pocos arrumacos con una naranja.
¿No pensaste en buscar otro trabajo?, me dijeron.
Vuelvo a alimentar la cifra de desempleo.
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