24 de julio de 2006


Hoy es principio de mes.
Ir al banco River me deteriora, me enloquece.
Interminables colas que tienen un solo cajero para disipar.
Un calor agobiante puebla el inmueble.
Dos cajeros automáticos para depósito, dos para extracciones.
Sus respectivas filas que se juntan con las de las cajas.
Una para empresas, otra para clientes, y la que me toca a mi, para gente común.
Un cartel que dice salida de emergencia sobre la puerta de ingreso.
Una puerta, dos funciones.
Otro sujeto se acerca a las cajas a dar una mano.
200 personas en un espacio físico para 60.
A medida que se avanza, más se introduce en el edificio.
En el subsuelo se abona mi derecho a propiedad.
La gente ya no tolera que no demoren a los clientes de river infinity.
Luego de perder media mañana, llego a la ventanilla.
Le dejo la platita y hasta con cambio le abono.
Me llevo la impotencia y la indignación de la situación.
¿Dónde están los organismos de control?
¿El estado va a responder por los accidentes que se puedan ocasionar en sus instalaciones, como lo hizo con la deuda privada?
Como podemos confiar en estas miserables entidades, luego de lo hecho tiempo atrás.
Ya me lo había confirmado mi hermano.
“Todos los principios de mes un cajero demorará tu vida…”

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